Homo reciprocans (humano recíproco) es el concepto en algunas teorías económicas, que comprenden a los humanos como actores cooperativos y motivados por mejorar su entorno. Contrasta con la idea de homo economicus, teoría que establece que los seres humanos están motivados exclusivamente por el interés propio.
¿Cómo funciona?
La reciprocidad funciona como explicación a la aceptación de tratos justos. La forma como lo hace ha generado al menos dos teorías:[1]
¿Qué elemento activa la reciprocidad?
Estamos dispuestos a dar con tal de recibir. A lo mejor no de los mismos a los que damos, ni de lo mismo que damos, pero sí de otros. Este es el núcleo de la sociedad contractual. Estamos dispuestos a cumplir con nuestros deberes, siempre y cuando se protejan nuestros derechos. La diferencia, que nadie quiere, es una sociedad conflictiva.
¿Qué pasa cuando parece que hay algunos que no pueden dar nada a cambio?
Hasta ahora han quedado excluidos, como es el caso de los pobres. Entonces la misma sociedad generara los excluidos.
La reciprocidad funciona como un estado de bienestar, y está en crisis porque muchos programas contra la desigualdad no movilizan los principios tradicionales de justicia y dignidad.
[1] Gallego, J. (2007). La reciprocidad y la paradoja del votante. Revista de Economía Institucional, 9(16): 149–188.
Doctora en Ciencias Sociológicas
Investigadora de campos sociales
Redactora de contenido hipermedia
Sembradora de tendencias