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Los estereotipos de género restringen oportunidades

Aunque se quiera negar o en el mejor de los casos reconocer que existe un cambio social, lo cierto es que predomina lo masculino, por sobre otros géneros, como categoría universal desde la cual se analiza y decide bajo una supuesta neutralidad (Molyneux, 2007). Predominan representaciones de género ancladas en preconceptos.

¿Cómo operan estos preconceptos?

Operan en el plano interno de las personas y además se configuran como condicionantes externos del accionar individual, asignando expectativas, mandatos y roles sociales.  

¿En qué momento de la vida, una persona internaliza los estereotipos?

La internalización de los estereotipos y la socialización de género ocurre con más intensidad cuando somos niños. Se trata del proceso por el cual se adoptan y luego representan las normas asignadas socialmente a cada género. Tiene lugar a partir de la interacción con agentes clave como la familia y el grupo de pares (UNICEF, 2017). Las visiones y conductas estereotipadas en torno al “ser hombre” y “ser mujer” son resultado de procesos de socialización y aprendizaje que encuentran un punto de inflexión particular en la niñez y la adolescencia.

¿Las mujeres son las más perjudicadas?

Si bien los estereotipos de género perjudican particularmente a las mujeres, también impactan negativamente sobre los hombres. Estos refuerzan una idea hegemónica de masculinidad que aleja a los hombres de la posibilidad de ejercer determinados derechos y los asocia con roles y mandatos.

¿Cómo los estereotipos de género restringen oportunidades?

Afectan las decisiones y el marco en que se decide. Existe una disyunción que comienza en la familia, se reproduce en la esfera educacional y se replica en las trayectorias laborales. Tiene que ver con las asociaciones como mujeres amas de casa, maestras y enfermeras, y hombres “de la calle”, ingenieros y choferes.

Esto adquiere gran repercusión en el acceso a la educación y al mundo profesional. Por ejemplo, los resultados de los exámenes PISA 2015 destacaban que Latinoamérica mantiene la tendencia mundial que indica que las niñas obtienen puntajes más altos en lectura, mientras que los niños se desempeñan mejor en ciencia y matemáticas.

Los estereotipos de género evitan que personas calificadas y capaces lleguen a determinados empleos o puestos de poder. En ocasiones, ocurre de forma no intencional, pero en el plano personal termina afectando los derechos, la autonomía y el empoderamiento. Mientras que en el plano social afecta las posibilidades de crecimiento de las organizaciones, empresas y la economía en su conjunto.

Existe una política social que busca la deconstrucción de las representaciones de género estereotipadas y desfavorables. Pero de-construir los estereotipos es un proceso complejo que requiere un cambio cultural. Debe ser impulsado desde todos los sectores de la sociedad, teniendo en cuenta el rol fundamental del Estado, los medios de comunicación y el sector privado.



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