Sin duda, voy a poner sobre la mesa un tema polémico. La intención es guiar la gestión del conocimiento en la formación autodidacta y académica de los diseñadores gráficos. Parto de un texto básico Diálogo con diseñadores de Fernando Del Vecchio.
En este texto se reflexiona sobre el deterioro profesional en el diseño gráfico y las soluciones habituales para enfrentarlo. Encontré en él un referente teórico para retomar la vigilancia epistemológica en la construcción del imaginario social de una disciplina en tela de juicio.
Problema referido al trabajo del diseñador
Contexto epistemológico
Construcción del paradigma profesional: la forma como se entiende la profesión, su relación con el mundo (Universidad) y con los clientes. Los lamentos de los diseñadores no son problemas en sí mismos. Representan una manifestación de dificultad: en lugar de hacer una pregunta que los analice como objetos/sujetos, afirman la culpabilidad del cliente, escondiendo detrás de ello la victimización, producto de la impotencia para lograr que las cosas sean distintas y conseguir resultados diferentes. Esa impotencia parte de la imposibilidad de reconocer su grado de responsabilidad en la relación con el cliente y con la universidad/sociedad.
Contextualización del problema de “los clientes” como enemigos:
Contextualización del problema de “la universidad” como enemiga:
Actividad didáctica individual:
Re-contextualización del problema
El problema nunca es el cliente. Principalmente, porque no tenemos control para poder cambiar unilateralmente su conducta, de forma que nos haga feliz.
El problema está contenido en el trabajo del diseñador:
Árbol del problema
Análisis del problema
Las capacidades del diseñador deben orientarse a responder al problema que plantea el cliente. La orientación debe fluir hacia afuera: desde el diseñador y sus habilidades hacia el problema o necesidad que le presente el cliente.
Existe un aparente deterioro en la profesión del diseño. Es un patrón que se ventila a través de los problemas acerca del ejercicio profesional:
Hipótesis
El deterioro profesional está relacionado, principalmente, con el precio que el diseñador puede cobrar por sus servicios. La preocupación acerca de la desvalorización, desprestigio, devaluación, y deterioro profesional está íntimamente relacionada con la declaración: “los clientes no valoran nuestro trabajo”.
Conclusión:
El diseño como sector sigue mirándose a sí mismo, contándose el mismo problema, reforzando el mismo mensaje de deterioro y devaluación profesional, sin tomar la correspondiente responsabilidad. La estructura (ombligo-céntrica) condiciona la conducta.
Actividad didáctica individual
Reformulación de la pregunta de investigación
¿Por qué los clientes pagan mal?
Premisas de partida
Estamos ubicado en un nuevo paradigma profesional: la orientación debe fluir hacia afuera: del diseñador al cliente. Desde este punto de vista, el valor del trabajo no es el precio. El valor está representado en la capacidad del servicio prometido – de la respuesta que entregará el diseñador – para resolver el problema que tiene, trae, percibe o presenta el cliente (página 65).
Desde la comprensión de la relación diseñador-cliente como un sistema complejo, se trata de asimilar que el problema del cliente, puede no ser un problema de diseño. “El diseñador convierte el problema del cliente en un problema de diseño. Si presenta la respuesta como propuesta al problema de diseño, como el cliente no tiene un problema de diseño, es muy probable que no la valore tanto como la puede valorar el diseñador, de allí su negativa a pagar el precio requerido por el profesional” (página 66).
Esto nos lleva de vuelta al sustento epistemológico. Tenemos dos sujetos, aparentemente relacionados con un mismo problema, pero el contexto y la subjetividad, lo hace parecer diferente. La dificultad radica en que diseñador y cliente perciben un valor distinto en la propuesta de solución. El diseñador plantea el problema del cliente como un problema de diseño, y el cliente no puede percibirlo de esa forma porque no sabe de diseño, entonces tenemos a dos personas que ven dos problemas distintos. Es bastante lógico que el diseñador piense en el valor que tiene su propuesta como respuesta a un problema de diseño, mientras el cliente percibe la aparente imposición del profesional por aceptar una propuesta a un problema que quizás él no entiende, o que directamente considera equivocado.
Pasando por un análisis que puede llevar a comparar número de graduados entre varias especialidades, características entre profesionales y técnicos, así como desempeño laboral, se puede llegar a formular una hipótesis: el mayor grado de especificidad en el trabajo del diseñador gráfico puede significar una menor adaptabilidad a trabajar en aspectos no relacionados con su formación.
Conclusión
Parece imposible resolver el imaginario social de cada persona sobre la actividad general de diseño. Conviene hablar con los clientes, para transmitir con claridad qué hacen los diseñadores, qué problemas resuelven y cómo los resuelven, utilizando el diseño como tecnología.
Actividad didáctica individual
Doctora en Ciencias Sociológicas
Investigadora de campos sociales
Redactora de contenido hipermedia
Sembradora de tendencias
Mario Espinosa
31 diciembre, 2022 at 9:08 pmEs un muy buen abordaje del “problema”. Desde mi perspectiva y experiencia, todo se resume a este fragmento: ” El diseñador plantea el problema del cliente como un problema de diseño, y el cliente no puede percibirlo de esa forma porque no sabe de diseño”… Con la elaboración de un buen “brief” el vínculo diseñador-cliente podría ser más fluido.